La mazurca es una danza característica del folclor polaco, nacida en la provincia de Mazovia. Originalmente era un baile de salón de la corte y la nobleza polaca, que con el tiempo se transformó en una danza para el pueblo. Estas danzas solían bailarlas cuatro, ocho o doce parejas.
La mazurka forma parte de las danzas de carácter que se aprenden en el ballet. Generalmente es interpretada por un numeroso cuerpo de baile y un líder o solista que también puede ser una pareja. La enorme variedad de figuras y arreglos espaciales, junto con el tempo rápido de la mazurca exigen gran destreza de ejecución; circunstancia que convierte esta danza en un alarde de agilidad y temperamento masculinos; así como de elegancia, gracia y encanto femeninos. Se trata indudablemente de la más difícil de las danzas polacas y que mayor habilidad exige a los bailarines.
Un hecho importante en la historia de la mazurca es la creación del Himno Nacional de Polonia: Dabrowski Mazurka, creado en 1797 para las tropas del General Jan Dabrowski cuando servían a Napoleón durante su conquista europea. La melodía es anónima y la letra es de Józaf Wybicki.
Escrita en compás ternario (3/4, 3/8), se caracteriza por sus fuertes acentos en el 2do y 3er tiempo, a diferencia del vals que se acentúa en el 1er tiempo.
Además del acento, la mazurca se diferencía del vals en su fuerza y gallardía: se dice que el Vals es una danza de paso y la mazurka, una danza de salto. De ahí que sea más marcada en el ritmo.
Existen tres tipos de mazurka: la Mazurek de carácter fiero y guerrero; el Oberek, en un tempo mas rápido y una expresión mas alegre; y el Kujawiak, en un tiempo más lento, sentimental y melancólico.
La mazurca se extendió por Europa durante el siglo XVIII. Las décadas de 1830 y 1840 fueron el período de máxima popularidad.
La introducción de la mazurca en la música de culto o artística se le atribuye a Frédéric Chopin, quien compuso más de 50 mazurcas, durante los años 1825-1849. La composición de estas mazurcas señaló nuevas ideas de nacionalismo influyendo e inspirando a otros compositores, en su mayoría de Europa oriental, para apoyar su música nacional. Sin embargo, aunque utilizó mazurcas tradicionales como modelo, fue capaz de transformar sus mazurcas en un género completamente nuevo, que llegó a ser conocido como un «género de Chopin». Es por eso que algunos expertos consideran que estas piezas no deberían considerarse como mazurca propiamente dicho.
Además de las mazurcas de Chopin podemos mencionar a los siguientes compositores que también crearon música para esta danza:
Mili Balakirev (1837-1910) escribió siete mazurcas para piano solista.
Tchaikovsky incluyó mazurcas en sus ballets La bella durmiente y el Lago de los cisnes, y otra en su ópera Eugen Oneguin;
Leo Delibes(1836-1891) compuso una para el acto I de su ballet Coppelia.
Alexander Borodin (1833-1887) escribió dos ejemplos para su Petite Suite para piano.
Claude Debussy (1862-1918) y Maurice Ravel (1875-1837) también escribieron mazurcas.
Francisco Tárrega (1852-1909), que escribió varias mazurcas para guitarra.
Podemos encontrar mazurcas en algunos de los ballets más famosos:
Boutique fantastique, Cenicienta, Coppelia, Etudes, Paquita, Onegin, Scenes de Ballet, El Lago de los Cisnes, La Bella Durmiente, Chopiniana (Las Sílfides)
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