jueves, 19 de diciembre de 2019

¿Se debe gritar y animar durante una presentación dancística?

Si estás en una competencia de danza o en la función de fin de año de una academia, lo más probable es que escuches gritos y aplausos muy fuertes, tanto en la audiencia como en backstage. 



Apoyar a tus compañeros es y se siente genial, y en el contexto correcto, podría motivar a quienes están bailando. Pero las reglas de etiqueta para un espectáculo son complicadas. Cuando esos gritos son excesivos o irrespetuosos, pueden tener consecuencias negativas.



Entonces, ¿animar o no animar?


Lo primero es lo primero: los gritos y aplausos que distraen del arte de la danza siempre son negativos y no deberían existir. 



Cada vez que danzas, requieres de tu máxima concentración y enfoque, si los bailarines del backstage comienzan a gritar, pueden desconcentrarte y hacer que tu técnica falle.


Hay personas en el público, que no conocen personalmente a los bailarines, y que sin embargo, pagaron un boleto para disfrutar de una obra dancística, con música exquisita y bailarines talentosos, y los gritos y aplausos excesivos pueden distraer y arruinarles el momento.

 





La mayoría de los expertos están de acuerdo en que gritar nombres de bailarines individuales tampoco es una buena idea. Es muy molesto y puede desanimar a los bailarines que no escuchan su nombre. Cuando alguien solo grita los nombres de ciertas personas a lo largo de la pieza, te hace pensar: "entonces están animando a esa persona, pero ¿por qué no están animando a todo el grupo?".



También hay que recordar que, en ese momento, ese bailarín no es él mismo, está interpretando un personaje, gritarle su nombre real lo saca de enfoque y puede ser una falta de respeto a su trabajo.


Sandy Young, directora de Young Dance Academy en Oak Creek, WI, tiene poca tolerancia para los gritos y porras que no sean al principio y al final de una actuación: "tal vez en una competencia colegial de baile, pero si piensas hacer esto profesionalmente, debes saber que los aplausos a mitad del espectáculo no suceden en el teatro", dice ella. "El comportamiento y la etiqueta no son iguales cuando actúas en un entorno profesional".




En una ocasión, tuve la oportunidad de ver bailar a Isaac Hernández en el Palacio de Bellas Artes de México. Fue muy penoso escuchar los gritos de las chicas a cada movimiento que hacía durante todo el solo. Cual fans en pleno concierto K-pop. Me pareció grosero e irrespetuoso, ni siquiera estaban apreciando el esfuerzo que el bailarín hacía, ni permitían a los demás disfrutar de la danza.




Es importante considerar que durante las competencias, la coreografía que estás viendo no es solo para el público. También se está juzgando, y los gritos distraen a los jueces de su trabajo. Para los jueces, los gritos durante una coreografía pueden ser muy molestos e incluso se podría descalificar a la agrupación.




Eso no significa que todas las animaciones a mitad de espectáculo sean inapropiadas.

Existen escenarios donde el público está muy cerca de los bailarines y/o la audiencia está muy iluminada. Los bailarines pueden ver los rostros de las personas claramente, al menos los de las primeras filas. En esta situación, un gesto amable, una sonrisa, un asentimiento; puede motivar mucho al bailarín, siempre y cuando no sea un gesto exagerado que lo distraiga.

Por otro lado, en una competencia de hip-hop o jazz, se considera bien que el público grite y aplauda mucho, es incluso vital llevar una porra fuerte para ganar una competencia.





Encontrar un equilibrio es importante. La danza es una forma de arte y merece el mayor respeto de la audiencia, pero también es importante mostrar apoyo a los bailarines.




Yo sugiero prestar atención al estado de ánimo general y al contexto de la actuación. Una rutina realizada en la cancha al medio tiempo de un juego de baloncesto es muy diferente a un número lírico bailado en un teatro formal, donde, deberíamos dejar que la danza nos transporte con su magia y reservar los gritos y aplausos para el final de la pieza.


Cuando se trata de animar, eso es lo más importante: el lugar correcto en el momento adecuado.


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