Aunque esto último, al principio, sin mucha convicción. En una ocasión platicando con ella me dijo que no le gustaría pasar el resto de su vida dando clases. Yo sí lo haría, de hecho, es lo que pienso hacer el resto de mi vida pero no se lo dije porque respeto que cada quien tiene sus metas y deseos en la vida, y lo que es importante para mí no tiene que serlo para los demás.
Sin embargo, la otra noche, me sorprendió mucho recibir un mensaje de ella en la red social, a las 3 de la mañana, que decía: Mari, ¿extrañas el foro o te sientes plena enseñando?
Crying Ballerina. Pintura de Gavin Penn |
Esa breve y sencilla pregunta fue como una bomba en mi cabeza. Me hizo pensar en tantas cosas, me hizo recordar el foro y llorar, me hizo replantearme muchas cosas acerca de la danza, acerca de mí. Primero que nada, no sabía como interpretar este mensaje. Lo primero que pensé fue que mi amiga estaba pasando por una etapa muy difícil, se sentía deprimida y necesitaba un consejo pero, ¿porqué yo?, ¿que podría yo aconsejar a quien logró llegar tan alto? La otra opción podría ser que mi amiga tuvo una noche de insomnio, estaba aburrida y me mandó ese mensaje para hacer un poco de plática y matar el tiempo. Me dejé llevar por la primer opción; traté de ponerme en su lugar, una gran bailarina que se retira, y luego ¿qué?, ¿quién es ahora?, ¿qué hacer después?, ¿cómo sobrellevar el hecho de no bailar más?
Me parece que todos los bailarines al retirarnos nos sentimos igual. El mundo se acabó, ya no queda nada, perdimos un amor irremplazable. La danza es una profesión tan cruel: pasas cada segundo preparándote, desde la infancia, sacrificas todo: tu vida, tu familia, el amor, la salud; para que todo termine tan pronto. Todos sabemos que ese momento va a llegar y todos evitamos pensar demasiado en ello. Todos sabemos que el momento ha llegado cuando el cuerpo ya no puede más, las lesiones tardan más en sanar, las cirugías son inevtables, las dietas ya no fucionan y no hay nada más doloroso para el cuerpo que levantarse de la butaca del cine después de una película de 2 horas. Y después, por supuesto que se extraña el foro, por supuesto que se sueña con él, con lo que bailamos y con lo que no. Por supuesto que hay momentos de mucha tristeza en los que nos torturamos viendo nuestros videos, nuestras fotografías; recordando y deseando volver a vivir.
® VITAGRAFIA | ANGELICA MENCHACA |
Creo que en mi caso me ha ayudado mucho el hecho de tener una segunda profesión. Por supuesto que no me llena igual el estar sentada toda la mañana en una oficina, pero me mantiene ocupada y con la mente distraida, sin tiempo para deprimirme. Creo que es bueno tener algo de donde agarrarse.
Enseñar. Enseñar se ha vuelto parte de mi vida, desde los 16 años, mucho antes de entrar a bailar en la compañía; tan cotidiano que hasta ahora, nunca me había preguntado si me siento plena o no enseñando. Me gusta enseñar, lo disfruto, es una forma de mantener el contacto con lo que más amo. Me comprometo mucho en mis clases y para mí, es una gran satisfacción ver los resultados después de varios años. Son tres cosas las que me hacen sentir plena enseñando:
1. Enseñar es otra manera de trascender. Creo que una parte de mí siempre se quedará en mis alumnos. Enseñar danza es una gran responsabilidad con los jóvenes, porque la danza es la vida y todas las actitudes que uno les enseñe, las van a aplicar en todo. El maestro de danza se transforma en un ejemplo a seguir, debe tener cuidado con sus palabras y sus acciones.
2. Podemos superar nuestras limitaciones a través de nuestros alumnos. Siempre he pensado que si logro que mis alumnos hagan lo que yo no pude, o lo que me costó mucho trabajo hacer; habré superado esa frustración. Cada logro que obtienen ellos, es también un logro mío; cada vez que superan un obstáculo, siento que yo también lo he superado.
3. Hace poco, tuve un reencuentro con un profesor muy querido: Raúl Bustabad, cubano, excelente maestro. Cuando le dije que ya no bailo más me dijo: "La danza ya hizo mucho por tí: te dio logros, triunfos, éxitos y satisfacciones. ¿Qué haces tú por la danza ahora?" Platicando con él llegamos a la conclusión de que todo bailarín debería comprometerse a enseñar, y de que todo maestro debería comprometerse a formar alumnos que lleguen a ser mejores que él mismo. Es la única manera de hacer algo por la danza en nuestro país. Si cada generación de bailarines tiene un nivel más bajo que el de sus maestros, nos vamos cada vez más al hoyo. Por eso los bailarines que tienen un futuro prometedor, se van al extranjero, porque aquí no hay buenos maestros. Tenemos que cambiar eso. ¿Cómo? Haciendo lo posible por que nuestros alumnos amen tanto la danza como nosotros, preparándonos, con cursos, libros, conferencias; estudiando; con el firme propósito de que cada clase sea mejor que la anterior. Tenemos que corresponder a la danza por todo lo que nos dio. Cuántos maestros que cuando ven a un joven talento se asustan, se sienten lastimados en su orgullo; en lugar de apoyarlo para que llegue lo más alto posible. Cuántos maestros están realmente conscientes de la gran responsabilidad que tienen.
Sí, duele dejar el foro. Pero no debemos ver la enseñanza como lo que hacemos los bailarines cuando ya no nos queda otra opción. Al contrario, es escalar al siguiente nivel. Es tomar la batuta. Es pasar de ser intérpretes a ser creadores. Es la etapa que sigue después de ser bailarín. Es la consecuencia natural de la experiencia y el trabajo de tantos años. Sigue siendo danza. Medita y responde con honestidad una sencilla pregunta: ¿realmente amas la danza, o sólo te amas a tí cuando danzas?
No se cómo habrá tomado mi amiga esta larga respuesta. Sé que la leyó e inmediatamente después la borró de la red social. Supongo que le daba pena que la gente supiera de su momento de debilidad. Días después, la encontré junto con un grupo de amigas, platicamos de todo sin tocar el tema. Solamente, en algún momento de la conversación, ella comentó "...ahora ya sé lo que quiero para mí y para la danza" y me sonrió.
Clase de Danza. Edgar Degas. |
Me gusta mucho tu reflexión, creo que siempre que cierras una etapa te sientes un poco así, más aún en el caso de los bailarines pues es una profesión que exige mucha dedicación y acaba relativamente pronto. Aunque sea normal sentir nostalgia, hay que saber disfrutar de la siguiente etapa, me gusta tu forma de verlo ;)
ResponderEliminar¡Besos!
ERES ASOMBROSA!! Eres un gran ejemplo para muchas niñas!
ResponderEliminarBesos desde Argentina :D
Gracias María :) Me has alegrado el día justo cuando más lo necesitaba. Sus comentarios son una gran satisfacción para mí porque me hacen saber que estoy poniendo mi granito de arena por la danza. Un abrazo hasta Argentina!
EliminarSi hay algo que quiero más que practicar la danza de grande... es tener una maestra como tú, y ójala y cuando llegué ese momento estes disponible dando clases porque en serio me encantaría que tu fueras la que me enseñe lo grandiosa que puede ser
ResponderEliminarCelina! Muchas gracias :) Sería un gusto enorme para mí ser tu maestra. Mientras tanto tu y yo tenemos este pequeño espacio donde podemos aprender juntas. Gracias!
EliminarGracias a ti por ser una gran persona y por escribir este artículo tan reflexivo, y que bueno que también vivas aquí en México eso me facilita mucho más las cosas :)
EliminarHola, gracias por compartir tan bella parte de tu vida... yo entiendo lo que es no poder hacer más lo que disfrutabas de la vida, es por eso que me atreví a escribir... te quiero pedir un consejo... me llamo Isabela, tengo 40 años y estoy enferma, pero necesito mantener en movimiento mis músculos y articulaciones y me recomendaron hacer ejercicios de calentamiento de ballet.. crees que es posible? Todos los días para mi son de dolor, pero prefiero que mejor me duela por hacer ejercicio que por no hacer... la elasticidad y la fuerza muscular son lo que me mantendrán con mejor calidad de vida... gracias!
ResponderEliminarHola. Gracias por visitar el blog. No sé cual será tu padecimiento pero a mi me parece que el ballet te puede ayudar. No los ejercicios más fuertes pero si los de calentamiento, o lo que le llaman barra al piso. Muy parecido al pilates que también es muy recomendado por los fisioterapeutas. Obviamente, tendrás que preguntar a tu médico para que te autorice a practicar alguno de estos ejercicios. Te mando un abrazo!
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